De todas las virtudes que hay en el mundo hay una que en mi criterio es la más importante de todas y de la que me gustaría hacer referencia hoy... la bondad.

La bondad es una actitud positiva y constructiva hacia los otros, hacia la naturaleza y hacia las cosas. Es la inclinación natural a hacer el bien. La bondad puede verse representada de mil maneras aunque siempre se la considera acompañada de otros valores tales como la pureza de alma, la tranquilidad, la paciencia, la mesura...

Yo creo que el uso de la bondad como parte del buen carácter vendría a ser la llave maestra para obtener una vida feliz y plena, con uno mismo y con los demás. Todos tenemos la capacidad de ser buenos pero debemos desarrollarla con la práctica, como forma de vida y así poder elevar nuestro nivel de entendimiento y superar nuestros propósitos. Una de las premisas para llevar esto a la práctica es cuando dejamos de creer que los demás son culpables de nuestros males.

Parece sencillo poseer esta buena voluntad, pero en absoluto lo es y la práctica diaria de llevarla a cabo resulta muy complicada... Intentar sonreír al que está a tu lado, ver lo bueno de las personas y de los momentos, usar la amabilidad, educación y respeto sin excepción, corresponder a la confianza y buena fe que se deposita en nosotros, sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, ayudar a quién próximo a ti lo necesite...etc.

Creo que la bondad es la virtud fuente de todo, y hoy desde aquí me sumo a muchos filósofos, que a lo largo de toda la historia, quisieron hablar sobre ella.

Detrás de aquella puerta

En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído,
contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
—cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo—
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.


Olga Orozco

Rivers of love



El corazón es agua

que se acaricia y canta.

El corazón es puerta

que se abre y se cierra.

El corazón es agua

que se remueve, arrolla,

se arremolina, mata.
 
Miguel Hernández
La luna y el amor, cuando no crecen, disminuyen.
Proverbio Portugués
Como una vela sobre el mar
resume ese azulado afán que se levanta
hasta las estrellas futuras,
hecho escala de olas
por donde pies divinos descienden al abismo,
también tu forma misma,
ángel, demonio, sueño de un amor soñado,
resume en mí un afán que en otro tiempo levantaba
hasta las nubes sus olas melancólicas.
Sintiendo todavía los pulsos de ese afán,
yo, el más enamorado,
en las orillas del amor,
sin que una luz me vea
definitivamente muerto o vivo,
contemplo sus olas y quisiera anegarme,
deseando perdidamente
descender, como los ángeles aquellos por la escala de espuma,
hasta el fondo del mismo amor que ningún hombre ha visto.
***
Luis Cernuda

Belinda Carlisle - Leave A Light On

Belinda Carlisle
Estaba escuchando este tema y no pude resistir subirlo para compartirlo con  todos vosotros, ¿verdad que da mucha energía escucharlo? Leave a light on fue el primer sencillo del tercer disco de Belinda Carlisle, titulado "Runaway horses" en 1989. La canción fue escrita por Rick Nowels y Ellen Shipley y contó con la colaboración especial del Beatle George Harrison en la guitarra principal. Alcanzó a ubicarse entre las diez canciones más difundidas en países como Inglaterra, Australia, Austria, Italia, Suecia y Suiza.
Seguro que el género masculino me agradecerá esta entrada al blog. ;-)


Belinda Carlisle- Leave A Light On from Pavel Fejfar on Vimeo.
Poema Enemigo íntimo

de Antonio Gala

Hay tardes en que todo
huele a enebro quemado
y a tierra prometida.
Tardes en que está cerca el mar y se oye
la voz que dice: "Ven".
Pero algo nos retiene todavía
junto a los otros: el amor, el verbo
transitivo, con su pequeña garra
de lobezno o su esperanza apenas.
No ha llegado el momento. La partida
no puede improvisarse, porque sólo
al final de una savia prolongada,
de una pausada sangre,
brota la espiga desde
la simiente enterrada.

En esas largas
tardes en que se toca casi el mar
y su música, un poco
más y nos bastaría
cerrar los ojos para morir. Viene
de abajo la llamada, del lugar
donde se desmorona la apariencia
del fruto y sólo queda su dulzor.
Pero hemos de aguardar
un tiempo aún: más labios, más caricias,
el amor otra vez, la misma, porque
la vida y el amor transcurren juntos
o son quizá una sola
enfermedad mortal.

Hay tardes de domingo en que se sabe
que algo está consumándose entre el cálido
alborozo del mundo,
y en las que recostar sobre la hierba
la cabeza no es más que un tibio ensayo
de la muerte. Y está
bien todo entonces, y se ordena todo,
y una firme alegría nos inunda
de abril seguro. Vuelven
las estrellas el rostro hacia nosotros
para la despedida.
Dispone un hueco exacto
la tierra. Se percibe
el pulso azul del mar. "Esto era aquello".
Con esmero el olvido ha principiado
su menuda tarea...

Y de repente
busca una boca nuestra boca, y unas
manos oprimen nuestras manos y hay
una amorosa voz
que nos dice: "Despierta.
Estoy yo aquí. Levántate". Y vivimos.