La llamada de la sangre

4 de febrero de 2009

- ¿Julio?
- Sí
-Hola, soy  ...
¿me conoces?
- Sí, claro.
- Te llamaba porque quisiera tomar un café contigo, ¿quieres?
- Sí.
- Te doy mi número de teléfono.
- De acuerdo.
- ¿Tienes papel y lápiz?
- Sí. Díme.
- 636 ... ...
- ¿Es un móvil?
- Sí. Cuando quieras tranquilamente me llamas y nos tomamos ese café.
- Vale, yo te llamo cuando encuentre el momento y te digo. Tengo muchas ganas. Adiós.
- Adiós.

3 comentarios:

Lunero dijo...

demuestras mucho valor...
cuando llegue el momento siente alegría, rabia, alivio, frustración, dolor... lo que sea. pero niña, no te muestres indiferente.

Anónimo dijo...

Inma has hecho lo que tenias que hacer! ole ole!! ¿has visto como no costaba tanto?

;)

Lunero dijo...

te acuestas con la sensación de haberte traicionado, de haber sido débil, de haber regalado algo a quien no se lo merece...
pero te despiertas al día siguiente...
y te das cuenta que el nuevo día es solo para tí, que sigues siendo fiel a ti misma, que eres más fuerte que nunca y que, efectivamente, regalaste algo a quien no se lo merecía... y qué?!
hoy te inunda la certeza de que no volverá a pasar.

todos mis besos y toda mi energía niña.